Como una figura mitológica, descrita por antiguos dirigentes del Partido
Aprista Peruano, entre los que se encontraba el c. Alfredo Tello Salavarría,
quien estuvo en el epopéyico asalto y toma del Cuartel O'Donovan, conocí el
nombre de María Luisa Obregón Sarmiento, en el año 1,964 cuando
integrábamos el Comando de Acción Regional del Norte del P.A.P.;
posteriormente el escritor Guillermo Thorndike en su libro "El Año de la
Barbarie", cita a María Luisa Obregon, como una laredina que participó en la
toma del Cuartel del Ejército de Trujillo. La describe como la única mujer que
actuó en esa gesta; joven, robusta, morena, dando la impresión de ser de raza
negra. Don Mariano Alcántara La Torre, también la cita en su libro: "Arte y
Revolución": Trujillo 1932, página 94 (6), como una de las líderes que
continuaron la brega en la Revolución; en efecto el lunes 11 de julio por la
mañana en una improvisada trinchera colocada en la Plazuela El Recreo de la
calle Progreso, hoy Pizarro, fue María Luisa Obregón que se enfrentó
disparando una ametralladora, logrando impedir el avance de la tropa al mando
del Mayor Benvenutto el que retrocedió para continuar por la calle Bolívar, con el objetivo de capturar la Prefectura, poniendo fin a la Revolución al medio día.
Don Alfredo Tello la conoció, pues ella no fue una mujer cualquiera. Se
cultivó dentro del Partido. Su juventud y espíritu de justicia, la empujó a
enrolarse muy joven en las filas del partido: en la J.A.P., cuando era estudiante
del Colegio Hermanos Blanco más conocido como Belén. La mayoría de los
dirigentes del año 1932 que también participaron en la acción heroica de la
Revolución perdieron el rastro de María Luisa. La desinformación provino,
porque ellos tuvieron que salir huyendo presurosos de Trujillo, para evitar ser
detenidos y fusilados después que el Batallón Nº 11, adicto al Gobierno, llegó
de Cajamarca y recuperó la ciudad.
María Luisa Obregón Sarmiento, nació en Lima, el 16 de Febrero de
1909. Su madre fue laredina, doña María Sarmiento Merino, su padre se llamó
Luis Obregón; doña María quedó viuda y en segundas nupcias se casó con Don
Alejandro Pastor, padre de Alejandro Pastor Sarmiento, el único hermano de
María Luisa. En Lima, cuando doña María fue abandonada por su esposo en el
año 1915, volvió a su tierra querida de Laredo. María Luisa tenía 6 años. Vivió
en la calle La Merced en casa de don Agustín Corcuera, padre de José María
Corcuera en la segunda cuadra, luego pasó a vivir en la primera cuadra de la
misma calle. Después de largo tiempo pasó a residir en Galindo donde
trabajaban los tres en el campo: María, María Luisa y su hermano Alejandro
hasta 1917 que pasaron a la Hacienda Santa Rosa, donde permanecieron por
los años 1922 y 1923 en la casa Nº 19.
Al año siguiente cambió su residencia a
Trujillo, primero en la calle Suárez del Barrio Chicago soportando las lluvias
del año 1925 y finalmente en la calle Gamarra en la cuadra sétima, en el
callejón de don Andrés Callegari, donde alquiló el último departamento de ese
solar junto al pozo de agua, en la época que Trujillo no tenía agua potable;
callejón que ahora ocupa el Hotel Turismo. Después de haber efectuado sus
estudios en Belén; María Luisa aprendió el oficio de sastre y era una experta
chalequera y pantalonera. Trabajaba por obra. Por las noches a partir del año
1931 se dedicó al Partido del Pueblo, apoyó la candidatura del Jefe Víctor Raúl
Haya de la Torre, convirtiéndose en la mensajera más joven, de las ideas de
Haya de la Torre, pues tenía sólo 20 años; transformándose en una potencia de
lideresa juvenil. Dejó la JAP y pasó a pertenecer al Buró Femenino del
Partido, donde por su juventud, su entusiasmo, su buena presencia, sus
estudios y su entrega total, le permitieron destacar y llegar a ocupar el cargo de
Sub. Secretaria de Organización del Buró Femenino del Comité Ejecutivo
Departamental (CED) de la Libertad.
María Luisa tenía una estatura de 1.68 metros; era de raza mestiza, de tez clara y de buena envergadura física, llenita, muy fuerte y sana; tenía mucho
carisma. Su vida fue: su trabajo y su partido, nada más se interponía ni tuvo
sentido en ella. Tenía fe plena en las ideas de Víctor Raúl. Así fue formándose,
autoculturizá ndose, escuchando las conferencias de los líderes mayores. El
local del partido que quedaba en la cuadra quinta de la calle Independencia,
donde funcionó años después, primero el Asilo de Ancianos, después la
Cooperativa de Ahorro y Crédito Santo Domingo de Guzmán, hasta que se
vendió el local para ser ocupado ahora por la Cooperativa de Ahorro y crédito "Juan XXIII"; era una colmena de personas, adultos, jóvenes y niños, donde
todos los que concurrían, aprendían algo nuevo: especialmente de democracia,
justicia social, educación y cuidados de la salud.
Pasadas las elecciones fraudulentas el Partido Unión Revolucionaria
conocido como el partido Civilista apoyó al Crl. Sánchez Cerro, éste se
convirtió en enemigo gratuito del Partido del Pueblo de Víctor Raúl quizá
presionado por la oligarquía.
Para celebrar la noche buena de la Navidad del año 1931, María Luisa,
junto con otras compañeras antes de las 11 de la noche, fueron a buscar más
pan, porque lo que se tenía en el local no iba a alcanzar para atender a la
multitud que se había congregado esa noche, la gestión retrasó su retorno al
local del Partido. Este hecho permitió que ella no estuviera en el momento en
que la tropa del ejército, asesinó sin motivo alguno y arteramente, a cientos de
apristas en su propio local, en su casa, cuando en paz se habían reunido para
celebrar la Navidad; el objeto era asesinar al jefe c. Víctor Raúl Haya de La
Torre; que por suerte fue avisado del movimiento de la tropa del ejército
retrasando su llegada al local del Partido. El acto criminal despertó el león
dormido del pueblo trujillano; la mayoría descendiente de las razas aguerridas
de los MochicasChimú , para que se levantaran en armas el 7 de julio del año
1932. En la madrugada de ese día tomaron por asalto el Cuartel, siendo María
Luisa la única mujer, que participó en la batalla. Su valentía se puso a prueba de
balas, junto a Manuel "Búfalo" Barreto, Alfredo Tello, Víctor Calderón,
Remigio Esquivel, Delfín Montoya y a los valientes Tigres de Laredo. Estuvo
primero en el combate y después curando las heridas de los apristas, dándoles
fuerza y valor; y también reconociendo a los compañeros fallecidos en este
acto revolucionario. Después de esta gesta por la noche, en la casa de María
Luisa Obregon, se celebró el triunfo de la toma del Cuartel, y se brindó con una
taza de café que preparó su madre, doña María.
Todas las vituallas, frazadas y armas tomadas del Cuartel fueron a parar en
la casa de María Luisa en la calle Gamarra; para ser distribuidas a los apristas
que tenían que esperar, en la zona de la Floresta, al Batallón Nº 5 que venía de
Lima, y había desembarcado en Salaverry el 9 de julio; el Batallón no debía
entrar a Trujillo, esa fue la consigna caiga quién caiga. El Batallón tuvo que
retroceder hasta el puerto totalmente a tiro limpio, con coraje y valor,
sobresaliendo los jóvenes del Club Carlos Tenaud, los Tigres de Laredo y otros
de Chicago.
A partir del día 9, hasta el 10 de julio, María Luisa comandó el equipo de la preparación de la olla común aprista, para dar alimentos a todos los
compañeros que empuñaban un fusil. Recorría diariamente todas las casas de
Trujillo junto con la negra Agripina Mimbela, recolectando menestras, arroz,
carne y especies para que las cocineras estuvieran bien abarrotadas de
alimentos. Fue la encargada de la distribución, a los diferentes puntos de la
defensa de la ciudad, y preparados en la Casa Iturregui, el que ahora es el Club
Central, en época que ofició de SubPrefecto Revolucionario el c. Silva Solís y
Agustín "Cucho" Haya de la Torre como Prefecto.
En ese mismo día, el Batallón N° 5, se abrió en dos grupos: uno por la
portada de Huamán y otro por la Huaca del Sol, y la Hacienda Santa Rosa, para
atacar y entrar por la calle Unión; una compañía continuó por la calle Ayacucho
y la otra siguió por la calle Olaya, ahora Av. España, hasta llegar a la calle Francisco
Pizarro, para ingresar por la Plazuela El Recreo y hasta allí llegaron y no
pudieron avanzar más porque fueron repelidos por el intenso fuego de
ametralladora manejada por la joven laredina María Luisa Obregón; los
soldados tuvieron que retroceder y volver por la calle Bolívar porque por
Pizarro era imposible pasar. Los compañeros de María Luisa la elogiaron por
su valor y coraje para enfrentar a los soldados (4).
Cuando el batallón N° 11 de Cajamarca entró por Mansiche a Trujillo a
punta de tiro de cañones, ametralladoras y fusiles, se enfrentaron a los
revolucionarios apristas, quienes defendieron la ciudad, con sus vidas, pero el
mejor avituallamiento y número de soldados permitió que fueran abatidos,


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Foto de los oficiales victimados por el lumpen después que se abandono Trujillo que provoco una matanza de miles de apristas y causo un enfrentamiento del Apra con los militares hasta 1978 |
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batiéndose valientemente en sus trincheras. Numerosos compañeros murieron
en defensa de la libertad, la democracia y la justicia social, valores guiados por
la estrella del APRA.
La madre de María Luisa intuyendo el inminente peligro que corrían sus hijos, María y Alejandro menor de edad, la convenció para dejar la ciudad el 11
de julio por la tarde.
Tuvo que deshacerse de las vituallas que habían quedado
en casa, obligándose a arrojarlas al huerto de la casa del chino Lee Kin Po que
quedaba a la espalda del cine Popular hoy Ayacucho y en un cuarto de la casa de
don Andrés Callegari que se encontraba vacía; enterraron algunos fusiles los
que fueron encontrados años después por la policía, creándole tremendo
problema al señor Callegari de origen italiano pero como tenía doble
nacionalidad no lo detuvieron.
La familia revolucionaria fugó con dirección a
la Hacienda Santa Rosa, llegando a la casa de la familia Noriega en donde les
dieron un vaso de leche a cada uno para después seguir su camino, por los
cañaverales, con dirección a Barraza llegando por la noche a Laredo. Allí se
informaron que entre los dirigentes apristas que estaban buscados figuraba
María Luisa Obregon, por lo que se vieron obligados a seguir su camino al día
siguiente por Santo Domingo Quirihuac (el viejo) Menocucho, hasta llegar a
Pedregal a la casa de Moisés Solórzano, conocido con el sobrenombre de "pico
dulce" por su costumbre de hablar mucho, quién tenía una posta o pensión. Allí
se dieron cuenta que las alpargatas, que eran unas zapatillas de lona con base de
cabuya, se habían desgastado con el caminar y las plantas de los pies de la
mamá tenía ampollas. En este recorrido los acompañó Santiago Vásquez. En
esta posta se quedó trabajando María Luisa ayudando en el restaurante. La
mamá con su hermano Alejandro Pastor y Santiago Vásquez, al día siguiente,
continuaron su camino hacia Otuzco. Santiago Vásquez se despidió y quedó en
Otuzco, su destino era la hacienda Nambuque. Alejandro se fue a La Cuesta a la
familia Contreras. La mamá había regresado a Trujillo en un camioncito de ese época.

Alegoria en un mural del local PAP de Laredo donde los llamados "tigres de Laredo" encabezaron la Revolución del Pueblo. María Luis Obregon vivia en el lugar con sus padres
Pasaron algunos meses y Alejandro regresó a Pedregal a ver a su hermana
María Luisa en la posta de Solórzano quien no daba un plato de comida gratis,
por lo que Alejandro tuvo que oficiar de cortador de leña. Meses después
cuando en Trujillo hubo calma, la mamá viajó a Pedregal para informarles a sus
hijos de las malas nuevas, ambos habían sido sentenciados a muerte, por lo que
eran buscados los dos: María Luisa y Alejandro, con quienes a pie fueron a
Galindo a la casa de su tía María Paredes donde permanecieron un mes para
retornar a Laredo. Alejandro Pastor Sarmiento, hermano de María Luisa,
ingresó a trabajar en el Taller General de la Fábrica de Azúcar de propiedad de
la viuda del Ing. José Ignacio Chopitea; en esta Empresa conoció a Teófilo
Calderón quien le confirmó que eran buscados por la policía, Alejandro tomó el
nombre de "Felix Rodríguez".
La madre les llevaba desde Trujillo la propaganda aprista, CHAN CHAN
en su pañolón, en la época de la clandestinidad, época en la que María Luisa
permaneció oculta. El APRA había sido declarado fuera de la Ley, hasta el año
1933 cuando asumió la Presidencia de la República, el General Oscar R.
Benavides quien levantó la proscripción del Partido, volviendo a funcionar con
normalidad aperturando de nuevo su local central en Trujillo. Los dirigentes
comenzaron a retomar la conducción del partido, y en 1933, se desempeñaba
como Secretario General del Comité Ejecutivo Departamental de la Libertad
don Daniel Hoyle Ríos, hombre probo dedicado a la agricultura y ganadería;
tenía su casa en su fundo Los Manguitos que ahora es la calle Mantaro y las Av.
Del Ejército, Santa y Rímac. Todo ese tiempo María Luisa permaneció en
Laredo activando y capacitando a los compañeros de esa hacienda, hasta que
decidieron volver a Trujillo, para reincorporarse a la dirigencia del Partido.
Con su trabajo tesonero, entusiasta, llena de vitalidad, conocimiento y
juventud carismática, María Luisa tenía 22 años, llegó a ser elegida Sub.
Secretaria General del Buró Femenino de CED de la Libertad, su trabajo en la
juventud femenina fue exitoso, logrando que creciera la militancia femenina
aún cuando todavía quedaba el temor por los fusilamientos que ocurrieron por
el sector de Mansiche, ahora ocupado por el Hospital Regional y en Chan
Chan.
SENSIBLE DECESO
Cuando todos esperaban seguir contando con el permanente entusiasmo
de unir y hacer crecer las filas del aprismo trujillano, muy en especial, en el sector
femenino; sobrevino un accidente automovilístico fatal que le causó la
muerte a María Luisa Obregon cuando tenía 22 años de edad. Una noche
cuando regresaba a su casa de Laredo, después de asistir a una sesión secreta
del Comité Ejecutivo Departamental, el automóvil que la traía de Trujillo
chocó violentamente contra un riel que estaba bien plantado en el borde de la
carretera frente a la ex-Portada Trujillo, a la entrada de Laredo, falleciendo
instantáneamente a causa del golpe que sufrió en la cabeza al estrellarse contra
la luna parabrisa. Llevada a Trujillo los médicos del Hospital de Belén nada
pudieron hacer con su ciencia para detener que la muerte arrebatara la vida de
ésta joven dirigente y luchadora social.
Falleció el 22 de noviembre de 1933 causando mucho dolor, congoja y
pesar; su sepelio se realizó el 24 al que concurrió toda la dirigencia de Trujillo,
el Valle Chicama, Laredo y la militancia aprista, que a partir de las 11 de la
mañana condujeron desde el local del Partido hacia el Cementerio Miraflores
en hombros de hombres y mujeres; todo Trujillo la acompañó con las notas de
la canción aprista "Paso a paso a los caídos". La multitud derramaba lágrimas,
de congoja, de dolor y de lealtad. Junto al féretro: acompañaron el Grupo de la
Cruz Roja, la brigada deportiva "Los búfalos" y los sobrevivientes de la
Revolución Aprista del 7 de julio del año 1932.
A continuación se inserta lo que comentó el periódico Acción Aprista, el
día 25 de noviembre de 1933, sobre el entierro de María Luisa Obregón:
MURIÓ MARÍA LUISA OBREGON
El fallecimiento de María Luisa Obregón, Subsecretaria Femenina del
C.E.D., ha vestido de luto a los apristas trujillanos. Fue la c. Obregón un
ejemplo auténtico de mujer aprista, toda entusiasmo, toda fe, toda valentía y
abnegación. Participó entre las primeras en la gesta militar de julio de 1932.
Sufrió persecuciones y prisiones. Conoció la miseria. Pero mantuvo, en todo
instante y por sobre toda contingencia, la integridad de su credo y la firmeza de
su convicción.
Un accidente automovilístico le cortó la vida cuando ya estaba
reincorporada, al Partido del Pueblo, a la vida legal. Ella ha muerto como debe
morir todo aprista: cumpliendo su deber.
Ayer por la mañana se verificó el sepelio de sus restos. La ceremonia fue
de veras imponente y puso en evidencia cómo se la quería y cuánto se la
admiraba.
Acompañaron sus restos más de tres mil apristas y delegaciones de los
Comités de Sector de Trujillo, del Distrito de Laredo, de la Cruz Roja y de la
brigada deportiva de "Búfalo".
Presidieron el duelo, junto a la madre de la c. muerta, los miembros de los
Comités Ejecutivos Regional del Norte y Departamental de La Libertad. En el
Cementerio hablaron destacando la personalidad de la c. Obregón, las cc.
Matilde de Pérez Treviño, por el C.E. R del N.; Elena Aguirre, por el C.E. D.;
Graciela Iparraguirre de Campos, por le Comité de Laredo y Ana Bazán, por el
Club Defensor Taller de Laredo. Hicieron también uso de la palabra el c.
Joaquín Canales, en representació n del Comité Aprista Juvenil; José Ulloa, en
nombre de los "búfalos", y Daniel Hoyle, Secretario General del C.E.D.
En seguida insertamos la sentida oración del c. Hoyle: "c. LUISA OBREGÓN
Virgen aprista por excelencia, pura, abnegada, valiente y fervorosa. Tú
que cultivaste nuestra fé y esperanza, tú que no dudaste, tú que diste tu afán y tu
fatiga, tú que no desesperaste, tú que libraste batalla, y salvaste heroicamente
tu vida, tú trujillana, es decir, aprista, romana y espartana, tú que sufriste, tú que
lloraste, tú que siendo primavera te vas cuando clarea la aurora.
c. Luisa Obregón
Virgen aprista por excelencia, pura abnegada, valiente y fervorosa: recibe
nuestro adiós y nuestra congoja"
"Acción Aprista", hace un alto de emoción en sus páginas para sumarse al
homenaje que el pueblo de Trujillo rindió ayer a la esforzada luchadora. Y
señala su vida como ejemplo.
Descansa en paz
Luisa Obregón Sarmiento, reposa en la eternidad, en el nicho N° 103 del
pabellón San Nicolás del Cementerio Miraflores. El nicho está sellado con una
lápida mandada confeccionar por su madre, protegido por vidrio sostenido con
un marco de madera. En el nicho de su lado izquierdo, se encuentra los restos de
Domingo Navarrete T. con quien mantiene un diálogo permanente para
continuar fortaleciendo las filas del Partido desde el infinito, más allá de las
estrellas, como lo dijo el cachorro Manuel Seoane, al instaurar el día de la
fraternidad. |